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En esta semana he tenido dos consultas relacionadas con dos niñ@s de 6 años que siguen orinándose por la noche.
Es un tema relativamente frecuente (10-20% de los niños de esa edad), en el que hay que descartar que haya una infección de orina o una espina bífida. Si no lo hay tenemos que desdramatizar.
Muchos padres acuden preocupados porque sus hijos empiezan a sentirlo como anormal, a algunos incluso les impide la relación nocturna en casas de sus amigos. Pero la realidad es que a quien más le preocupa es a los padres.
Los pediatras suelen mandar beber menos por la tarde, orinar antes de irse a la cama, levantarles a medianoche, incluso algunos ejercen una TORTURA sobre los niños recomendando que hagan calendarrios de nubes y soles o el pipi-stop (una alarma que suena al mojarse, que a mi me recuerda a los los electro-shock antiguos), que se hagan ellos la cama, a veces van más allá y mandan medicamentos para relajar la vejiga o inhibir la producción de orina por el riñon.
He de reconocer que yo he recomendado esto algunas veces, pero la experiencia me ha demostrado que la eficacia es escasa y el trauma emocional puede ser importante para el niño.
Os recomiendo que no os prepocupéis y no se medicalice, este proceso es una maduración orgánica y emocional, los niños duermen profundamente y desconectan su cerebro de sus organismos, así la vejiga se desborda por rebosamiento. La maduración consiste en restructurar la vejiga y en adquirir el sistema de vigilancia nocturna.
Mientras que ocurre la maduración ofrecerles herramientas adecuadas. Pueden utilizar las braguitas que se venden para ellos (nunca pañales), que se lo pongan y quiten en el baño ellos solitos para mantener su intimidad, que utilizan pijamas que oculten las braguitas. Utilicen empapadores grandes (60x90cm) para cambiar solo el empapador y no la sábana.
En ningún caso comentar que ha pasado por la noche, a no ser que quieran ellos y siempre quitándole importancia, explicarles que es una cuestión de maduración y aprendizaje y que lo conseguirán con el tiempo.
Efectivamente, deja que tu hijo se meta los dedos en la nariz.
Con ello consigue mantener limpios y desastacados los conductos nasales
Presenta sustancias en pequeña cantidad al sistema inmune, aumentando su sistema de defensa.
Si además luego se come los mocos, se hace una autovacuna, de los virus y bacterias de la nariz.
A partir de ahora no los regañes.
¡Tú también lo puedes hacer!
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